sábado, 17 de mayo de 2008

CHAVEZ LO QUE LE DIGO


Bolibar es una pequeña población cercana a mi residencia de verano, media hora aproximadamente en mi jaguar. El nombre, como muchos en estas tierras deriva del topónimo vasco bolu – ibar, esto es Vega del Molino. A escasos dos kilómetros se encuentra la Colegiata de Zenarruza que merece una visita.

¿A qué viene toda esta historia? Pues a que voy a hablar de un personaje de chufla y opereta por mucho que él se empeñe en autodefinirse bolivariano. De hecho, si apareciera por el lugar de origen de la familia de su mítico héroe, es posible que le lo dejaran atado a una banqueta en las laderas de Zenarruza a ver si se le quedaban los cataplines bolivarianos como el queso curado. Y digo esto, ya que estoy con lo de los topónimos, porque Zenarruza proviene de Tzea Urriak, es decir ladera fría.

Tampoco es que quiera escribir mucho sobre este personaje porque como dijo Oscar Wilde: de las desgracias sólo se debieran hacer recuerdos. Y eso es precisamente este personaje, una desgracia para su pueblo. No bastaba con Carlos Andrés, también tienen que sufrir estas gentes vivir en la República Bolivariana que en ocasiones es el mejor ejemplo de que la realidad supera a la ficción, en este caso de Gabo García Márquez, Vargas Llosa o hasta Cabrera Infante. Y es que el individuo en cuestión debía plantearse seriamente cambiar de oficio y dedicarse a las telenovelas bolivarianas, planta y nombre tiene, entonación de chiste no le falta, lo del vestuario puede arreglarse. Quizás así logrará conquistar a la reina del mundillo Ruddy Rodríguez después de que esta le diera calabacillas hace dos años. Quizás el problema fuera como colocar a toda la familia en el negocio de la telenovela, aunque todo es posible. Ya me imagino algunos de los primeros títulos: Barinas, orgullo y pasión; Los diamantes de mamita o Por mis huevos que no callo.

Cualquier cosa es posible en la República Bolivariana: un Teniente Coronel con nombre de bandido yanqui que se compra un banco con su humilde sueldito, dos jovencitos, uno de nombre indescifrable, que se hacen con el negocio de la alimentación gracias a no pagar impuestos ni aduanas, una abogada penalista que se ha sacado de la manga un nuevo código mercantil a la medida y qué me dicen de Ruperto, el milagro bolivariano, de capitán de barco a Onassis del Caribe. Aquí hay una mina sin fin para el mundo de la telenovela señor presidente. Y no crea que le doy la idea gratis, a cambio, me gustaría una alcaldía, eso sí, lejos de Barinas que no quiero líos.

Todo es posible señor presidente y más con la flexibilidad de que hace gala. Le da igual ser católico apostólico romano si el papa se muere que neoliberal si tiene que echar una partidita con los europeos que maoísta de sombrerillo y tamboril o revolucionario radical si visita al abuelo Fidel. Pero, como dijo el Duque de Cumcunberland: la flexibilidad es en muchas ocasiones hija de la ignorancia. Y yo, en este caso, me apunto al chisme, hay más de ignorancia pueblerina que de virtud taoísta.

Chávez como le digo: que la fortuna me libre de los tontos.

Escribió el jefe de la redacción: Ulises Mountbatten

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mejor llamele payaso tal cual
Remi